Liderando la transformación pedagógica

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Los Siete saberes necesarios para la educación del Futuro

De acuerdo a la lectura de “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, de Edgar Morín, el docente tienes grandes barreras derribar de las cuales podemos desprender algunas, como las siguientes: 

ü  Nos llama a terminar con el error y la ilusión, creados por nuestra propia mente, es decir, un docente debe educar a sus alumnos con la capacidad para detectar y subsanar los errores e ilusiones del mismo, en un escenario social de reflexibilidad, crítica y, sobre todo, de convivencialidad ideológica. Debe armar la mente para el combate vital para lucidez. 


ü  En nuestra sociedad actual, llena de información, los conocimientos los cuales se entregan de manera muy específica, dada la cantidad de éstos. Es así como el docente debe saber entregar a los estudiantes conocimientos fundamentales y globales, para luego entregarlos de manera parcelada. Ubicando cada conocimiento en un contexto y conjunto.  


ü  El conocimiento del ser humano ha de ser contextualizado, el docente debe enseñar al ser humano como un todo, nuevamente apunta a no separar los contenidos.


ü  Otro desafío para los docentes que plantea Morín es enseñar estrategias que permitan afrontar los riesgos, lo inesperado, lo incierto, etc. Para que todos en la sociedad del mañana seamos capaces de modificar su causalidad en virtud de las informaciones adquiridas en el camino. 


ü  El docente de incluir en los aprendizajes que entrega a los alumnos, el enseñar la comprensión, ya que de esta forma las relaciones humanas se nutrirán y se fortalecerán los lazos, dejando libre la mente de su estado bárbaro de incomprensión. El docente necesita reformar las mentalidades, ya que según Morín esto no se enseña en actualmente.


ü  Edgar, plantea como gran desafío también enseñar la ética del genero humano, pero no con lecciones de moral, sino mas bien formando la conciencia de que todos pertenecemos a una sociedad, y somos parte de una especie.   
    
S                  Según los descrito por Edgar Morín, las primera red que se debe crear, es entre los propios maestros, ya que éstos deben seleccionar los conocimientos pertinentes, actualizados y e integrales que se le deben entregar a los educandos, para que éstos puedan ver al ser humano como un todo, y no de manera parcelada.
         También nos invita a reflexionar en crear redes entre países, más allá de una globalización comercial. Una nueva manera de ver al propio ser humano donde puedan mezclar y entender las diferentes culturas, ya que Morín en sus postulados, llama al ser humano a comprenderse como una misma especie, donde no importe el color, el género, la raza o la ubicación geográfica.

         Los Ministerios de educación de los distintos países también pueden crear una gran red, ya que así facilitan pasantías entre profesores y trabajadores de la educación, para dar a conocer la realidad de la educación en los diferentes países.

         El ministerio de educación debe crear redes con las distintas universidades del país, para aunar criterios de la enseñanza y lo que se impartirá en estas aulas, ya que muchas universidades no alcanzan los estándares de calidad esperados, o no enseñan lo esencial, que es lo que Morín postula.

Morin le entrega un mensaje potente, de gran altura de miras  hacia el futuro de la educación, provocar un cambio a nivel local para integrarnos a un nivel planetario, es un remezón  que invita a generar cambios sustanciales en el ser humano, ser más persona, integrados en una convivencia individual y universal, incluidos en una  cultura global con la propia, más humano y protector planetario, actuando con  conciencia  provocadora de desequilibrios, nuevas  forma de enseñar,  educadores comprometidos con los alumnos(as)  y viceversa.  Aunque lo que nos presenta Morin, no es  un antídoto para sanar la educación enferma, sí no más bien, es una invitación a intentar  probar y  atreverse a cambiar los paradigmas en la forma de educar, descomponer lo establecido y componerlo en ideas nuevas, muy pertinentes a los futuros cambios que se vienen. Chile tiene un muy buen capital social, sólo falta despertarlo y movilizarlo hacia esos desafíos que ya se comienza a enraizar en nuestras mentes, no debemos esperar el día de mañana, debemos comenzar a trabajar hoy.

         Edgar Morin, crítica la forma que tenemos de educar hoy en día, no enseñamos a los alumnos y alumnas a saber que es conocerporque ellos viven en escaso contacto con la vida, es como vivir por vivir, desatendiendo y no interpretando la realidad que está frente a ellos, por lo tanto, debemos enseñar a cada niña y niño del futuro, a detectar sus errores  e ilusiones para subsanarlos a través  de procesos mentales, con capacidad de criticar su propio conocimiento, en un entorno social reflexivo y de sana convivencia ideológica.

         Los educadores conocen la mayoría de los problemas en educación, pero se necesitan aquellos que son claves a nivel global, para generar una inteligencia general que abrace la información en un sistema de interrelaciones que le dé sentido de pertenencia con el todo, pero a la vez se de cuenta,  mediante la razón, que pertenece a la parte.

                           Cada educador deberá contribuir a fortalecer el desarrollo de una conciencia antropológica, cívica, ecológica y espiritual, para contribuir a un auténtico sentido de pertenencia hacia nuestra tierra, considerándola como nuestra única patria en toda su extensión.

         También llama a Chile a que nuestros niños y niñas deben  reconocer las diversidades de lenguas, religiones y culturas presentes en todo el globo terrestre, para determinar que todo se encuentra disperso. Con la ayuda de la tecnología podemos llegar a unir la diversidad humana, los que antes se veía muy lejos, hoy es posible comenzar a intentar unir culturas, podemos entrelazar todas las manos hacia un nuevo destino, una identidad terrenal universal.

          Los educadores deben reaccionar, respecto de la incertidumbre, ya que no son formados para enseñar incertidumbre, Heisenberg  establece el principio de incertidumbre como la imposibilidad de  que ciertos sucesos sean conocidos anticipadamente, entonces, no podemos definir con certeza el futuro, aunque en ciertas situaciones muy especiales pueden existir, pero lo esencial apunta a la toma de decisiones, estas generan una serie de acciones y reacciones que interfieren el sistema global y no las podemos predecir, por lo tanto, la educación debe  apropiarse del principio de incertidumbre para poder, de alguna manera, comprenderla  desde la óptica de la certeza, el educador debe responsabilizarse en ser un generador de cambios, que permita otorgar estrategias alternativas ante los sucesos o acontecimientos   inesperados,  haciendo énfasis en poner en práctica el matiz transformacional que cada uno debe internalizar para hacer frente, exitosamente, a los continuos y rápidos cambios generacionales.


         Mucho énfasis se debe poner  para enseñar a comprender, nuestro educandos  prácticamente comprenden muy poco los códigos del lenguaje, esto les dificulta enormemente decodificar para retransmitir eficientemente el conocimiento, entonces, la principal tarea, va hacia la información y la comunicación, se debe lograr establecer que el ser humano aprecie con sus sentidos el conocimiento y no se quede con lo que tiene abrazando a la mediocridad, si no que  cultive su intelecto para reconocer su heterogeneidad  y la complejidad del mundo que vive, para esto,  se debe abordar la educación en dos sentidos; la educación individual y grupal y  la comprensión a escala planetaria.

1 comentario:

  1. Los lineamientos que entrega Edgar Morín, me parecen interesantes y nos hace reflexionar sobre nuestras prácticas pedagógicas.
    En especial quiero comentar acerca del primer saber “El error y la ilusión”, ya que generalmente sobre la base del los errores que suelen cometer nuestros educandos debemos tener la capacidad como pedagogos de utilizar estas situaciones para enriquecer el aprendizaje y también entregar una mirada optimista y motivadora hacia los educandos, para que no caigan en frustraciones, que regularmente forman barreras que mantienen durante toda su enseñanza.

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