En el documento de Dennis Sherley y Andy Hargreaves sobre “La Cuarta vía de liderazgo y cambio en
América Latina: Perspectivas en Chile, Colombia y Brasil” se estipulan diversas
interrogantes sobre el futuro de la educación en nuestro país, lo cual lleva a
plantearse ciertas dudas sobre cómo se han estado haciendo las cosas en materia
de educación en los últimos años, cual es nuestro norte y si seremos capaces de
derribar barreras históricas como la segregación, la injusticia social y educacional.
Chile a nuestro juicio está en un lento proceso a hacia la cuarta vía. De que
se están haciendo cambios no cabe duda, pero dichos cambios apuntan apenas a
puntos relacionados con la segunda y tercera vía. Necesitamos de políticas
sociales más amplias que den respuesta a los requerimientos actuales. La
promulgación de la Ley SEP parecía ser el gran paso hacia la anhelada equidad y
sociedad más justa, sin embargo en los últimos años parece no estar logrando su
objetivo no habiendo reducido la segregación Escolar, ni aumentando la
matricula en las escuelas públicas dónde se ha implementado.
El sistema político nacional requiere una
restructuración profunda para poder iniciar cambios en las formas de
participación de estudiantes y padres en la reforma educacional. Se hace
urgente una descentralización funcional en la cual las regiones, provincias,
comunas puedan impregnar un sello propio a la educación que sus hijos reciben.
Para ello se requiere que la ciudadanía opine informadamente y participe de
manera democrática en la toma de decisiones educacionales.
El sistema educacional debe redefinir el proceso
enseñanza- aprendizaje dejando de lado los procesos estandarizados y
deshumanizados con miras a procesos más dignos basados en el mutuo respeto de
profesores y estudiantes. Los buenos maestros deben encontrar eco a sus buenas
prácticas para que mas estudiantes sean beneficiados y mas maestros se sientan
estimulados a seguirse perfeccionando e innovando.
Nuestro país debe crecer de manera unida, siendo todos
responsables de la educación que recibe el prójimo. El lucro no puede ni debe
tomar cartas en el sistema educacional. Las empresas tienen un compromiso
social y deben ser entes activos, con derecho a opinión y a la vez con una
obligación de colaborar en los procesos educativos, para así beneficiarnos
mutuamente.
En la medida que todo el profesorado entienda que los aprendizajes de nuestros estudiantes necesitan de un compromiso efectivo de nuestras practicas, podremos avanzar hacia la equidad que tanto se discute hoy en dia.
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